martes, 3 de septiembre de 2013

1869, Un gran templo, casa espiritual de las familias

En la Seu d´Urgel José Mañanet oraba intensamente para escrutar la voluntad de Dios sobre su vida. Puso los ojos en Nazaret y profundizó espiritualmente en el misterio de aquella casa y de aquella escuela, en el que el hijo de Dios se encarnó y creció, avanzó en entendimiento y tenía el favor de Dios y de los hombres.

Dios, en el interior de la familia trinitaria, había escogido la sencilla institución familiar para iniciar la obra de redención. Si Dios amaba tanto al ser humano, ¡cómo debía también amar la familia de donde proviene!

Fruto de la intensa oración, le vino la idea de edificar un templo en honor a san José, el cabeza de la Familia de Nazaret, para que sirviese de expiación y de casa espiritual a todas las familias. Esta idea debía tener un sentido eclesial, por esto lo comunicó, en una carta del 24 de junio de 1869, al obispo Caixal, que estaba en Roma como padre del Concilio Vaticano I.

Animado por la aprobación del obispo, compartió la idea con el librero de Barcelona José M. Bocabella, que la divulgó en la revista El propagador de la devoción a San José.

Bocabella adquirió un terreno en las afueras de la ciudad condal. Se celebró la colocación de la primera piedra el 19 de marzo de 1882.

José Mañanet, además de la inspiración inicial, realizó diversas aportaciones. Pocos meses después el famoso arquitecto Antonio Gaudí se hacía cargo de las obras y el templo tomó el vuelo catequético y artístico que es hoy la admiración del mundo entero.

El papa Juan Pablo II, al visitar el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, en noviembre de 1982, dijo: "Es fruto de la inspiración de un alma particularmente sensible a todo lo que es eclesial, el padre José Mañanet Vives, y obra del genial arquitecto Antoni Gaudí".

Fuente: San José Mañanet, profeta de la familia, por Josep Roca (2007).

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