martes, 3 de septiembre de 2013

Convento de Nuestra Señora y Enseñanza de Tremp 1869-1874

El convento de las Religiosas de Nuestra Señora y Enseñanza de Tremp, primera casa en España de la congregación nacida en Santiago de Cuba, es una obra conjunta del arzobispo Claret y del obispo Caixal.

Tremp acogió con agrado la propuesta del obispo y colaboró en la adquisición y construcción del nuevo convento y colegio para niñas. José Manyanet conoció los preparativos de esta obra y tuvo contacto con ella desde la Seu de Urgell, en donde conoció al arzobispo Antonio María Claret. Después José Manyanet sería nombrado capellán y confesor extraordinario de la comunidad.

Antecedentes

En 1850 llegaba a Cuba, como arzobispo, Antonio María Claret. Claret intuyó inmediatamente la necesidad de fundar una congregación femenina que se encargara de la evangelización y promoción de las niñas y jóvenes de la isla.

En 1852, llamada por él, llegaba a Santiago de Cuba, Antonia Paris, con otras cuatro jóvenes provenientes de España que ponían las bases de la Congregación de Nuestra Señora y Enseñanza para la formación y educación de las niñas y jóvenes.

Al regresar a España, como confesor de la Reina (1858), el arzobispo Claret pidió a la soberana y obtuvo el permiso para fundar en la península una casa de noviciado y formación para preparar vocaciones para Cuba y extender su apostolado también por España. El lugar escogido para esta nueva fundación fue Tremp.

Claret había conocido a Caixal mientras este era canónigo de Tarragona y tres de las jóvenes que se habían traslado a Cuba en 1852 habían sido dirigidas por él. Además, el apostolado de la enseñanza femenina se enmarcaba muy bien en la acción pastoral del ahora obispo de Urgel. Estas circunstancias facilitaron el acuerdo.

En 1858, Caixal interpelaba al ayuntamiento de Tremp para saber si aceptarían este proyectado centro de enseñanza para las niñas. Las autoridades municipales acogieron con agrado y hasta con entusiasmo la iniciativa.

En 1859 llegaba a Tremp la fundadora Antonia Paris con otras dos religiosas: las madres Josefa Caixal, sobrina del obispo, y María Gertrudis Barril.

Desde este primer encuentro, José Manyanet quedo muy vinculado a la comunidad religiosa recién fundada. Caixal se servía de él para comunicarse con las religiosas y transmitirles sus encargos, sobre todo desde que José Manyanet se estableció en Tremp.

José Manyanet, capellán del convento, 1869-1874

Cuando José Manyanet se estableció en Tremp (1865), su relación con el convento y las religiosas se fue incrementando progresivamente. Al estallar la revolución de septiembre de 1868, Caixal dio a Manyanet las más amplias facultades para que en su nombre tomara posesión del convento y todas sus pertenencias y lo defendiera ante las autoridades civiles, si las religiosas eran expulsadas.

Hay pruebas bien documentadas que muestran las buenas relaciones entre Caixal, las religiosas y José Manyanet como intermediario. Pero especialmente las relaciones se convirtieron en habituales a partir de abril de 1869, a raíz de la muerte de don Vicente Vidal, primer capellán de la casa, cuando José Manyanet es nombrado su sustituto.

Como sacerdote capellán de las religiosas, desde 1869 hasta 1874, José Manyanet fue delegado del obispo Caixal para explorar las voluntades de las postulantes, admitirlas al noviciado y recibir sus votos religiosos.

Conflicto de personas en el convento

El convento de Tremp, como todo grupo humano, vivió sus momentos de crisis. A partir de 1867, cuando la madre Antonia Paris se traslado a la nueva fundación de Reus, la comunidad de religiosas no tuvo priora aunque quedó al frente de la comunidad la madre Josefa Caixal, la sobrina del obispo, que era sub-priora. No consta que la madre Josefa hubiese sido ni elegida ni confirmada como priora, pero en la practica lo fue hasta 1871. Durante estos cuatro años de gobierno interino, a juzgar por el decreto de visita del obispo Caixal, la vida de la comunidad fue relajándose.

El obispo Caixal, a su regreso de Roma, donde había tomado parte en el concilio Vaticano I, fue a Tremp e hizo una visita pastoral extraordinaria al convento "para poner --en palabras suyas-- remedio a los abusos que por escrito y de palabra nos habían manifestado varios sacerdotes, se habían producido en el convento".

Según el obispo Caixal, la relajación provenía no de la que gobernaba la casa desde dentro sino de otra que estaba ausente, en alusión bien clara a la madre Antonia Paris, que no había nombrado priora para así poder gobernar la casa a distancia.

Por la correspondencia que se ha conservado entre la madre Antonia Paris y José Manyanet, se sabe que las intrigas del convento no eran provocadas por la madre Antonia y José Manyanet, sino por las religiosas María Moles, María Gertrudis Morego y el padre Juan Barber, que suplía las ausencias del padre Manyanet.

La madre María Moles era natural de la Seu de Urgel, hija espiritual del obispo y en continua comunicación con el prelado. Se puede decir que los asuntos del convento de Tremp los veía Caixal a través de los ojos de su dirigida, de quien se fiaba más que de su propia sobrina, la madre María Josefa.

Obedeciendo a Caixal, tras la visita de noviembre de 1871 se procedió a la elección de la Priora del convento, bajo la presidencia de José Manyanet, cargo que cayó precisamente sobre la madre María Moles, la cual se apresuro a notificar a la madre Antonia Paris su elección al tiempo que le daba cuenta de las intenciones del obispo Caixal de mantener la comunidad de Tremp bajo su autoridad episcopal.

Conflicto institucional

A parte del conflicto personal que se vivía en el convento de Tremp, había en el mismo un grave conflicto institucional que se muestra progresivamente en la animosidad del obispo Caixal hacia la madre Antonia Paris. Los dos tenían una idea distinta de la Congregación que, en 1855, había sido aprobada con votos solemnes y rigurosa clausura y con el titulo de Instituto Apostólico de Jesucristo a imitación de María.

El obispo Caixal las había admitido en la diócesis como una respuesta a su inquietud por la educación de las niñas y jóvenes y quería que el convento de Tremp estuviese sometido a su autoridad. La madre Antonia Paris, en cambio, lo consideraba una casa más del instituto, que ella gobernaba como superiora general especialmente desde la muerte del arzobispo Claret, aunque no hubiese sido elegida ni nombrada expresamente como tal.

El primer examen de las Constituciones hecho por la Congregación de Obispos y Regulares en 1860, había dado como resultado una serie de correcciones a las mismas, sin embargo, los dos prelados, Claret y Caixal, decidieron que las cosas siguieran igual. Especialmente a Caixal le interesaba que el convento de Tremp siguiese dependiendo de él y no de la madre Antonia Paris, cuyas intromisiones, aunque fuesen a distancia, consideraba exageradas.

La cuestión volvió a suscitarse en 1869, cuando la madre Antonia Paris pidió de nuevo la aprobación de las Constituciones a la Santa Sede. La Congregación romana dio el Decretum laudis al instituto considerándolo como congregación de votos simples y con una superiora general que debía ser elegida cada seis años.

El Instituto, sin embargo, siguió gobernándose con autonomía de cada casa, sin sujeción a ninguna superiora general, aunque la madre Antonia Paris se consideró siempre la Madre primera y nombró sucesoras suyas para después de su muerte. Por su parte, el obispo Caixal optaba por favorecer la autonomía e independencia del convento respecto de la madre Paris.

En este momento de reforma de las Constituciones no podía permanecer ajeno el capellán del convento, José Manyanet. Es probable que por sugerencia o, por lo menos, anuencia del obispo, Manyanet llegase a pensar que las religiosas de Tremp, dedicadas también a la enseñanza y puestas bajo la dependencia de un superior general para los dos institutos, podrían completar la obra de la Sagrada Familia. Por ello, José Manyanet, seguramente de acuerdo con el obispo, preparó un proyecto de reforma del instituto y de las constituciones del mismo en este sentido. Esto fue lo que provocó la alarma de la madre Antonia Paris, según se desprende de su correspondencia.

San Jose Manyanet. OBRAS COMPLETAS I
Una vocación para la familia.
Edición de Josep M. Blanquet, SF. y Josep Roca, SF.
Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 2004.

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