jueves, 5 de septiembre de 2013

La familia en el pensamiento de José Manyanet, por Josep Roca, S.F.

En la lectura atenta del evangelio, sobre todo contemplando los años de vida familiar de Jesús, María y José, José Manyanet encontró la perla preciosa de su vida.

En Nazaret descubrió el hogar de la santa familia, el templo donde habitaba el Hijo de Dios entre nosotros y la escuela del Evangelio. En su visita espiritual a Nazaret profundizaba en el misterio del amor de Dios que se revela en la sencillez de la vida cotidiana.

De esta contemplación, que recomendó a sus hijos e hijas espirituales, manaba una fuente de agua clara que saciaba la sed de su corazón y lo movía a encarnar este misterio en su vida y en su apostolado.

De sus escritos, sobre todo de las obras principales:

La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia (1895),
El Espíritu de la Sagrada Familia (1897),
Preciosa Joya de Familia (1899),

y de su abundante correspondencia se puede extraer como un cuerpo doctrinal, que podríamos resumir en esta especie de decálogo:

1. La familia proviene de Dios
Dios, que en su interior conforma entre las personas divinas la familia trinitaria, en el principio creó hombre y mujer a su imagen y semejanza y los llamó a formar familia.

2. El matrimonio tiene un carácter sagrado
El matrimonio es el origen de la familia. Cristo dice que así lo estableció Dios desde el principio. No es, por tanto, un simple invento de los hombres. Por esto es necesario prepararse bien para recibirlo y defender su dignidad.

3. El matrimonio cristiano es un sacramento
Cristo elevó la unión del hombre y la mujer a la dignidad de sacramento, es decir, de signo de la vida de Cristo en unión con su cuerpo que es la Iglesia.

Dios celebra las bodas de la humanidad a través de la encarnación que se sella en la cruz, en la que nace la nueva humanidad del costado de Cristo. El matrimonio expresa de una forma sacramental este misterio: "Este misterio es grande: yo entiendo que se refiere a Cristo y a la Iglesia" (Ef 5,32).

4. El fruto más valioso del matrimonio son los hijos
La vida viene de Dios pero se transmite de generación en generación con la colaboración de los padres. Los hijos son el mejor regalo que Dios puede hacerles y tienen que acogerlos con alegría, por encima de cualquier otro motivo o interés. Su primera responsabilidad es educarlos y acompañarlos hacia la plenitud humana.

5. El matrimonio tiene sus reglas de juego y sus deberes
Los esposos deben aceptarse con júbilo, respetarse, dialogar, tener confianza mutua. Deben complacerse y compartir las alegrías y las tristezas.

6. El amor es el gran valor que da calidad a la vida matrimonial y familiar
El amor viene de Dios y la familia es una depositaria calificada de ese amor. Tiene que recibirlo y cultivarlo con cuidado. El amor tiene que ser de palabra y de corazón, pero sobre todo, de obra.

7. Las manifestaciones del amor
Las manifestaciones del amor son la aceptación mutua y, en consecuencia, la paz y la concordia familiar
La paz y la armonía de los padres entre ellos y con los hijos es fundamental y la condición para la felicidad familiar y para la edificación de la sociedad.

8. En la familia los padres son como sacerdotes
La paternidad es como un sacerdocio; y así como es propio del sacerdote exhortar, predicar y orar, igualmente los padres de familia, en su casa, tienen que ser celosos, vigilantes y constantes, aunque prudentes predicadores, con la palabra y el buen ejemplo.

9. La familia es la célula primera de la sociedad
La buena salud de la familia repercute directamente en la buena armonía y funcionamiento de la sociedad. En cambio, de una familia enferma, del desorden y de los antagonismos familiares provienen individuos débiles y conflictivos que exigen costosos recursos de rehabilitación.

10. El icono de la Sagrada Familia, Trinidad de la tierra, es una imagen de la familia querida por Dios
La contemplación de la familia de Nazaret nos introduce en el misterio de la vida trinitaria. Los padres y los hijos encuentran en ella el modelo de su vida familiar y una ayuda permanente para conseguirlo.

Fuente: San José Mañanet, profeta de la familia, por Josep Roca, S.F. (2007).

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