jueves, 5 de septiembre de 2013

Imagen de la Trinidad, por Sergio Cimignoli, S.F.

Para las familias, la Sagrada Familia no es una simple devoción, sino el punto de referencia de la propia vida y un modelo que las acerca a su modelo original: la Trinidad del cielo.

La Sagrada Familia es la Trinidad de la Tierra porque en ella las opciones diarias y los gestos ordinarios crean una paz, un intercambio continuo de las diferencias y las cualidades, una atención al futuro y a la felicidad del otro que implican a Jesús, María y José en la misma lógica de comunión que une al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

En ella el Hijo de Dios encuentra en un ambiente humano lo que desde siempre vivía en la eternidad y de este modo tiene la posibilidad de acercar el cielo a la tierra.

Traduciendo sus pensamientos en el lenguaje actual de Tonino Bello (1935-1993), la Sagrada Familia ha sido para la humanidad y para las familias la primera agencia periférica de la Trinidad: un laboratorio que ha producido las mismas lógicas y ha vivido las mismas experiencias de comunión. Una imagen de la Trinidad que incita e invita a todas las familias a la comunión y a la paz.

José Manyanet estaba convencido de que la sencillez de la vida de las familias tenía necesidad de la mediación de la Santa Familia para acercarse y asomarse al pozo del gran misterio de Dios y para sacar agua del gran océano de paz de la Trinidad beata.

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