José Manyanet habla a menudo de los conflictos, de la diversidad y de las sorpresas desagradables en la vida de la pareja.
"Es necesario corregirse y desafiarse pero siempre con dulzura y amor..."
"No se puede siempre disimular como si no pasara nada y ni siquiera corregirlo todo, pero, según las circunstancias y la oportunidad del momento, utilizar uno u otro modo para favorecer el encuentro".
Cuando los esposos se encuentran frente a las debilidades y a los defectos del otro deben ayudarse recíprocamente "con caridad y amor, esperando que el Señor dé al otro la fuerza necesaria para que sepa y quiera cambiar".
Pelear mal o disimular no ayuda a ninguno:
"¿Para qué le sirve al marido dejar a la mujer de mal humor y con sus defectos? No sirve sino para hacer mas pesado el clima familiar de miedo, de caras largas, y a que las labores de casa se hagan de mala gana y con retraso..."
"De igual modo la mujer frente a los defectos y faltas del marido: o se corrigen o se soportan. Pero ¿cómo hacerlo?... Es necesario servirse de todo aquella sagacidad que una esposa fiel y afectuosa sabe inventar".
La alternativa más triste es "irse cada uno por su camino, pero esto no ofrece ningún buen resultado y lleva perjuicio para el alma, para la salud física y para el ambiente familiar".
Otra sugerencia válida para todos los tiempos:
"Uno de los momentos que dan paz y aumentan la armonía de la familia es cuando se acogen y se hospedan con generosidad y con gusto a los parientes del otro-otra. Esto evitará quejas, murmuraciones y reproches".
"Es necesario corregirse y desafiarse pero siempre con dulzura y amor..."
"No se puede siempre disimular como si no pasara nada y ni siquiera corregirlo todo, pero, según las circunstancias y la oportunidad del momento, utilizar uno u otro modo para favorecer el encuentro".
Cuando los esposos se encuentran frente a las debilidades y a los defectos del otro deben ayudarse recíprocamente "con caridad y amor, esperando que el Señor dé al otro la fuerza necesaria para que sepa y quiera cambiar".
Pelear mal o disimular no ayuda a ninguno:
"¿Para qué le sirve al marido dejar a la mujer de mal humor y con sus defectos? No sirve sino para hacer mas pesado el clima familiar de miedo, de caras largas, y a que las labores de casa se hagan de mala gana y con retraso..."
"De igual modo la mujer frente a los defectos y faltas del marido: o se corrigen o se soportan. Pero ¿cómo hacerlo?... Es necesario servirse de todo aquella sagacidad que una esposa fiel y afectuosa sabe inventar".
La alternativa más triste es "irse cada uno por su camino, pero esto no ofrece ningún buen resultado y lleva perjuicio para el alma, para la salud física y para el ambiente familiar".
Otra sugerencia válida para todos los tiempos:
"Uno de los momentos que dan paz y aumentan la armonía de la familia es cuando se acogen y se hospedan con generosidad y con gusto a los parientes del otro-otra. Esto evitará quejas, murmuraciones y reproches".
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