Durante el cuarto año de estancia en Barbastro, el 30 de mayo de 1849, José Manyanet recibió el sacramento de la confirmación, de manos del obispo Jaime Fort y Puig. Como era la costumbre, hubo un padrino para los muchachos y una madrina para las muchachas. El padrino de los varones y, por tanto, de José, fue don Alberto de Suelves, marqués de Artasona.
La estancia en Barbastro condujo a Manyanet a su vocación. Y aunque en un principio se plantea la vocación calasancia, finalmente descubrirá su misión siendo sacerdote diocesano.
La estancia en Barbastro condujo a Manyanet a su vocación. Y aunque en un principio se plantea la vocación calasancia, finalmente descubrirá su misión siendo sacerdote diocesano.
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