miércoles, 4 de septiembre de 2013

Preciosa Joya de Familia: La paternidad es como un sacerdocio, por Sergio Cimignoli, S.F.

José Manyanet nos sorprende también con dos argumentos:

– considera la paternidad y la maternidad como un sacerdocio
– es favorable y aconseja el trabajo para la mujer

Intuyó que también la llamada de los padres es una responsabilidad sacerdotal que tiene necesidad de amor, servicio y coherencia:

"La paternidad es como un sacerdocio: y así como es propio del sacerdote exhortar, predicar, rogar, del mismo modo los padres de familia, dentro de su casa deben ser celosos vigilantes y constantes, pero prudentes predicadores".

"Además de ofrecerla y encomendarla de veras a Dios y con frecuencia pedir vengan sobre ella las celestiales bendiciones, deben reunir la familia en el lugar conveniente y las más veces posible y allí enseñarles la doctrina cristiana, inculcarles la sana moral y la práctica de las sólidas virtudes..."

"Todo esto, y más si es acompañado del buen ejemplo, es medio poderosísimo para que los hijos se aficionen a las cosas del servicio de Dios..."

"Y, por el contrario, si se les predica y observan que las obras de los que tal hacen no corresponden con sus palabras, producen en ellos un efecto del todo opuesto".

Por lo tanto, como él queria que "cada familia fuera un nuevo Nazaret", así tenía la certeza de que cada familia fuera una "pequeña iglesia doméstica" con sus celebraciones, con su liturgia, con sus catequistas, con sus predicadores... con sus discípulos, téstigos y apóstoles.

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