1865, Primeros compañeros: colegio san José de Tremp
José Manyanet no abandonó el palacio episcopal de la Seu de Urgell hasta que el obispo Caixal nombró a sus sustitutos en las tareas de palacio. Finalmente, Manyanet salía de la Seu en mayo de 1865.
A primeros de 1864, Manyanet envió a Tremp a Guillermo Gual, un sacerdote diocesano que colaboraba con él. Guillermo Gual pasó a regentar el beneficio en la iglesia de Tremp e inició las tareas del colegio San José en el mes de septiembre de 1864.
Manyanet escogió Tremp por la ventajas que le ofrecía:
1. En Tremp tenía parientes
2. Tenía dos beneficios, uno de los cuales le obligaba a residir en Tremp
3. Tremp estaba necesitado de centros de primera y segunda enseñanza
Nos queda de este momento un testimonio directo del padre Manyanet:
"El primero de septiembre de 1865 [debe decir 1864] entramos en esta casa —[Casa Ferrer de Tremp]— para dar comienzo a la santa obra de la enseñanza de la juventud católica. (Oculté desde el principio nuestra empresa religiosa al público por razón de las circunstancias, pues en aquel entonces todo parecía se conjuraba contra la religión y sus ministros).
Nuestra primera morada fueron solo los entresuelos, que ahora sirven para clases: estábamos bastante oprimidos, porque unos mismos locales debían servir para varios usos, y debiendo, por consiguiente, cambiar varias veces al día los muebles, especialmente las camas. El arriendo de dichos entresuelos costaba quinientos reales vellón anuales, por más que teníamos ya comprado el crédito de las hermanas Ferrer."
Cinco niños acudieron a las clases del recién abierto colegio en septiembre de 1864, que nació como un centro aprobado por el obispo y filial del seminario de la Seu, bajo la dirección de Guillermo Gual. Los alumnos estaban matriculados en el seminario pero seguían los estudios en el colegio San José.
Dificultades no iban a faltar, incluso antes de que Manyanet se instalase en Tremp. Se conserva una carta de este primer período, en que Manyanet escribe a Guillermo Gual, que le ha expuesto las dificultades que encuentra:
"Acabo de leer tu muy grata de anteayer, la que por cierto me ha hecho derramar lágrimas al ver tu espíritu algo turbado y que en algunas cosas tienes razón; pero, si Deus pro nobis, quis contra nos? Esto mismo demuestra que el demonio vislumbra nuestro gran plan [...]
Ya te tengo dicho que nos preparemos para sufrir, pues a nosotros nos toca más que a los demás. Hasta que hayamos sufrido tanto como un san José de Calasanz mucho nos falta. Conozco que hago falta a tu lado para ayudarnos y fortalecernos mutuamente [...] Parece que no piensas bien sobre el haber comenzado este año la enseñanza. Yo soy del parecer que nos será un bien inmenso" (carta del 17 de octubre de 1864).
El curso 1865-1866, comenzó con Manyanet ya en Tremp. "Ya tenemos un tanto arregladas nuestras cosas" —escribía a Caixal el 15 de noviembre de 1865—. El colegio acoge a catorce estudiantes, ocho de ellos internos.
Primeros compañeros
Sus primeros compañeros: Guillermo Gual, Manuel Berga, Antonio Espuñes, José Canal, Domingo Llor, Sebastián Trilla, Juan Barber, Miguel Lledós, José Mir, Marcos Pallerola... provenían del ambiente eclesiástico diocesano, y algunos le siguieron más por amistad o agradecimiento que por auténtica vocación religiosa.
Manyanet proporcionó estudios civiles a algunos de ellos pero, poco a poco, le iban abandonando. El abandono de casi todos parece hacerle vacilar y agravó las dificultades de la obra naciente.
Manyanet vive en esos momentos una penosa etapa de purificación. Es la prueba interior que le prepara para otras dificultades. Hora amarga, de la que existe un testimonio del mismo Manyanet en su carta del 14 de diciembre de 1867. Manyanet atribulado acude a su obispo para pedir ayuda:
"Son muchas, padre, las tribulaciones por las que está pasando mi pobre espíritu al ver las muchas dificultades y lo poco que hemos adelantado, no consistiendo esto tanto en lo que mira a la parte material, sino a la principal, o sea, de los socios y compañeros. Veo tan poco interés y fervor, que me hiere de lleno el corazón, y más al recordar que ya van seis los que han comenzado. Esto, digo, agita continuamente mi corazón, pues se me viene a la imaginación que no habrá sido más que un acto de orgullo y vanidad mía, y que, aunque no fuera eso, mis pecados y faltas serían suficientes para estorbarlo; que por qué he de meterme yo en estas cosas, cuando podría hacer más fruto confesando, predicando y haciendo otras funciones [...] Por lo tanto, padre mío, no me abandone y, por Dios, hágame la caridad de decirme qué he de hacer y cómo he de portarme [...] Si lo juzga oportuno y conveniente, le haré una pequeña relación de mi vida pasada y presente, pues no me atreví a decírselo cuando estuvo en ésta al verle tan ocupado".
Profesión religiosa
Cinco de sus primeros compañeros quisieron consagrarse a Dios como Hijos de la Sagrada Familia el 2 de febrero de 1870, fiesta de la presentación del niño Jesús en el templo. Ese día, en el colegio San José, Manyanet se consagra a Dios a través de su profesión religiosa comprometiéndose a servir a las familias y a la juventud mediante los votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia.
Con Manyanet hicieron los primeros votos: Miguel Lledós, Juan Barber, José Mir y Marcos Pallarola. El 4 de agosto de 1870 también profesó Buenaventura Mullol, que sería uno de sus grandes colaboradores y sucesor como superior general en el gobierno de la congregación. En noviembre de 1871, todos renovaron sus votos ante el obispo Caixal, ya de regreso del Concilio Vaticano I.
Fuente: José Manyanet, Profeta de la Familia. J.M. Blanquet y J. Piquer. Ed. Claret. Barcelona, 2004.
José Manyanet no abandonó el palacio episcopal de la Seu de Urgell hasta que el obispo Caixal nombró a sus sustitutos en las tareas de palacio. Finalmente, Manyanet salía de la Seu en mayo de 1865.
A primeros de 1864, Manyanet envió a Tremp a Guillermo Gual, un sacerdote diocesano que colaboraba con él. Guillermo Gual pasó a regentar el beneficio en la iglesia de Tremp e inició las tareas del colegio San José en el mes de septiembre de 1864.
Manyanet escogió Tremp por la ventajas que le ofrecía:
1. En Tremp tenía parientes
2. Tenía dos beneficios, uno de los cuales le obligaba a residir en Tremp
3. Tremp estaba necesitado de centros de primera y segunda enseñanza
Nos queda de este momento un testimonio directo del padre Manyanet:
"El primero de septiembre de 1865 [debe decir 1864] entramos en esta casa —[Casa Ferrer de Tremp]— para dar comienzo a la santa obra de la enseñanza de la juventud católica. (Oculté desde el principio nuestra empresa religiosa al público por razón de las circunstancias, pues en aquel entonces todo parecía se conjuraba contra la religión y sus ministros).
Nuestra primera morada fueron solo los entresuelos, que ahora sirven para clases: estábamos bastante oprimidos, porque unos mismos locales debían servir para varios usos, y debiendo, por consiguiente, cambiar varias veces al día los muebles, especialmente las camas. El arriendo de dichos entresuelos costaba quinientos reales vellón anuales, por más que teníamos ya comprado el crédito de las hermanas Ferrer."
Cinco niños acudieron a las clases del recién abierto colegio en septiembre de 1864, que nació como un centro aprobado por el obispo y filial del seminario de la Seu, bajo la dirección de Guillermo Gual. Los alumnos estaban matriculados en el seminario pero seguían los estudios en el colegio San José.
Dificultades no iban a faltar, incluso antes de que Manyanet se instalase en Tremp. Se conserva una carta de este primer período, en que Manyanet escribe a Guillermo Gual, que le ha expuesto las dificultades que encuentra:
"Acabo de leer tu muy grata de anteayer, la que por cierto me ha hecho derramar lágrimas al ver tu espíritu algo turbado y que en algunas cosas tienes razón; pero, si Deus pro nobis, quis contra nos? Esto mismo demuestra que el demonio vislumbra nuestro gran plan [...]
Ya te tengo dicho que nos preparemos para sufrir, pues a nosotros nos toca más que a los demás. Hasta que hayamos sufrido tanto como un san José de Calasanz mucho nos falta. Conozco que hago falta a tu lado para ayudarnos y fortalecernos mutuamente [...] Parece que no piensas bien sobre el haber comenzado este año la enseñanza. Yo soy del parecer que nos será un bien inmenso" (carta del 17 de octubre de 1864).
El curso 1865-1866, comenzó con Manyanet ya en Tremp. "Ya tenemos un tanto arregladas nuestras cosas" —escribía a Caixal el 15 de noviembre de 1865—. El colegio acoge a catorce estudiantes, ocho de ellos internos.
Primeros compañeros
Sus primeros compañeros: Guillermo Gual, Manuel Berga, Antonio Espuñes, José Canal, Domingo Llor, Sebastián Trilla, Juan Barber, Miguel Lledós, José Mir, Marcos Pallerola... provenían del ambiente eclesiástico diocesano, y algunos le siguieron más por amistad o agradecimiento que por auténtica vocación religiosa.
Manyanet proporcionó estudios civiles a algunos de ellos pero, poco a poco, le iban abandonando. El abandono de casi todos parece hacerle vacilar y agravó las dificultades de la obra naciente.
Manyanet vive en esos momentos una penosa etapa de purificación. Es la prueba interior que le prepara para otras dificultades. Hora amarga, de la que existe un testimonio del mismo Manyanet en su carta del 14 de diciembre de 1867. Manyanet atribulado acude a su obispo para pedir ayuda:
"Son muchas, padre, las tribulaciones por las que está pasando mi pobre espíritu al ver las muchas dificultades y lo poco que hemos adelantado, no consistiendo esto tanto en lo que mira a la parte material, sino a la principal, o sea, de los socios y compañeros. Veo tan poco interés y fervor, que me hiere de lleno el corazón, y más al recordar que ya van seis los que han comenzado. Esto, digo, agita continuamente mi corazón, pues se me viene a la imaginación que no habrá sido más que un acto de orgullo y vanidad mía, y que, aunque no fuera eso, mis pecados y faltas serían suficientes para estorbarlo; que por qué he de meterme yo en estas cosas, cuando podría hacer más fruto confesando, predicando y haciendo otras funciones [...] Por lo tanto, padre mío, no me abandone y, por Dios, hágame la caridad de decirme qué he de hacer y cómo he de portarme [...] Si lo juzga oportuno y conveniente, le haré una pequeña relación de mi vida pasada y presente, pues no me atreví a decírselo cuando estuvo en ésta al verle tan ocupado".
Profesión religiosa
Cinco de sus primeros compañeros quisieron consagrarse a Dios como Hijos de la Sagrada Familia el 2 de febrero de 1870, fiesta de la presentación del niño Jesús en el templo. Ese día, en el colegio San José, Manyanet se consagra a Dios a través de su profesión religiosa comprometiéndose a servir a las familias y a la juventud mediante los votos religiosos de castidad, pobreza y obediencia.
Con Manyanet hicieron los primeros votos: Miguel Lledós, Juan Barber, José Mir y Marcos Pallarola. El 4 de agosto de 1870 también profesó Buenaventura Mullol, que sería uno de sus grandes colaboradores y sucesor como superior general en el gobierno de la congregación. En noviembre de 1871, todos renovaron sus votos ante el obispo Caixal, ya de regreso del Concilio Vaticano I.
Fuente: José Manyanet, Profeta de la Familia. J.M. Blanquet y J. Piquer. Ed. Claret. Barcelona, 2004.
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