martes, 3 de septiembre de 2013

Con el trabajo se pagó los estudios, por Josep Roca, S.F.

Desde pequeño se sentía hijo de la tierra en lo referente al trabajo. Toda la tenacidad de los campesinos de la Conca para ganarse el pan y sacar fruto de una tierra áspera e inclemente, él la ponía en ser un buen cristiano y aprovechar un tiempo que no vuelve en la vida.

Alumno fámulo en Barbastro

A los 12 años, en otoño de 1845, inició los estudios secundarios en los escolapios de Barbastro. En casa eran pobres y la comunidad lo aceptó como fámulo, es decir, a su servicio para hacer encargos, ayudar en la misa a los sacerdotes, leer en el comedor y otros servicios.

Era metódico y fiel en todo, con una meticulosa distribución del tiempo. Además de los estudios cultivaba, sobre todo, la vida espiritual. Tenía las cosas claras y su proyecto de vida era exigente. Por otro lado no era un chico que se hiciera extraño. Un compañero suyo escribió:

"Era un modelo en todo. Su virtud se imponía en todo y a todos los escolares. Era una virtud simpática y atractiva, sin afectación ni vanagloria. Su carácter jovial y compasivo lo hacía respetable siempre y en todo".

En Barbastro pasó cinco años. El 30 de mayo de 1849 recibió el sacramento de la confirmación.

Tutor en Lérida

Después, el 1850, se trasladó a Lérida para estudiar tres cursos de Filosofía. En esta ciudad tuvo que trabajar para pagarse la pensión y los estudios, dando clases particulares y haciendo de tutor de los hijos de la familia Morlius-Borrás. A pesar del trabajo y de las responsabilidades, pasó con nota los tres cursos.

"Familiar" del obispo Caixal

Por fin, el 1853, se trasladó a la Seo de Urgel, casi al mismo tiempo que el nuevo obispo de la diócesis José Caixal y Estradé. Allí acabó los estudios sacerdotales y Teología. El obispo había recibido del vicario general del Lérida, el doctor Ignacio M. De Sullá, y del protector de Tremp mosén Valentín Lledós, los mejores informes y lo hizo familiar suyo. Desde entonces, el obispo fue el consejero, el formador, el director espiritual. José Manyanet correspondió con creces, le estuvo siempre agradecido y le consideró como un verdadero padre. El palacio episcopal de Urgel fue su seminario en un ambiente empapado de estudio, de ciencia, de virtud, de austeridad y de crecimiento espiritual.

Del obispo Caixal, José Mañanet seguramente heredó unos trazos que definen su carácter: solidez doctrinal fundamentada en la Palabra, austeridad que se expresa a través de una ascética rigurosa pero humana, fidelidad sin fisuras al Papa, a los obispos y al magisterio, sentido de Iglesia, lealtad a la palabra dada, tenacidad y constancia, lectura de la voluntad de Dios en los acontecimientos, favorables o contradictorios.

El gran día de la ordenación sacedotal fue el nueve de abril de 1859 en la Iglesia de la Virgen de los Dolores de la Seu d’Urgell. Celebró la primera misa en la capilla del palacio episcopal el día 15 del mismo mes, con asistencia del obispo y de algunos familiares llegados de Tremp. Lo acompañaron desde el cielo su madre, que habia muerto el 12 de noviembre de 1857, y mosén Valentín Lledós, muerto el 14 de mayo de 1855.

Fuente: San José Mañanet, profeta de la familia, por Josep Roca (2007).

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