martes, 3 de septiembre de 2013

Servir a la gran familia diocesana

Después de la ordenación sacerdotal, ocupó en la familia diocesana diversos cargos de confianza del obispo: mayordomo de palacio, bibliotecario, secretario de visita pastoral...

José Manyanet era un celoso sacerdote de la diócesis de Urgel. El doctor Caixal estaba cautivado por las cualidades de su ahijado y tenía grandes proyectos sobre él.

Pero otros sueños rondaban por su cabeza. Su sensibilidad lo llevaba a unas necesidades más urgentes. Soñaba con escuelas, con niños y familias acogidos bajo el amparo de Nazaret. Francisco de Asís había escuchado la voz de Jesús que le decía: "Ve, restaura mi casa". La casa que José Manyanet tenía que restaurar era la familia, la iglesia doméstica, una institución básica para la armonía de la sociedad, que se encontraba amenazada por todas partes.

Sentía con urgencia la voz de Dios que lo llamaba a renunciar a una situación que prometía, porque era consciente de que había recibido de Dios una gracia especial o un carisma a favor de toda la Iglesia: "Hacer de cada hogar un Nazaret".

Dios había encendido en el fondo de su corazón una llama que ardía y no la podía apagar. Sólo el riachuelo de alta montaña que tenía que llevar el agua de Nazaret a la familia por medio de la escuela podía apagar este fuego.

Fuente: San José Mañanet, profeta de la familia, por Josep Roca (2007).

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