miércoles, 4 de septiembre de 2013

Preciosa Joya de Familia (1899): Guía para los matrimonios cristianos

José Manyanet publicó en 1899 una guía práctica de contenido doctrinal, que ofrecía reflexiones y oraciones, para los matrimonios cristianos. Es su libro Preciosa Joya de Familia. En él se dirige a los casados. Es significativo —y rico de contenido espiritual— el subtítulo algo largo, según la costumbre de la época, que puso a esta obra: Manojito de saludables instrucciones, dirigidas principalmente a los padres de familia, para vivir ellos en santa paz y saber educar a sus hijos según la doctrina y ejemplos de la Santa Casa de Nazaret.

La buena armonía entre los esposos está en proporción directa a una buena educación de los hijos y ambas han de inspirarse en la comunidad de amor y de vida que realizó Jesús con María y José en Nazaret. Es de nuevo el realismo del Evangelio llevado al realismo de la vida de cada cristiano, de cada familia cristiana.

Aún podemos citar otro testimonio significativo: Manyanet coloca como lema del libro, en la misma portada, esta frase de san Pablo a Timoteo (5,8): "Si alguien no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel".

Las tajantes palabras de san Pablo indican bien claramente que el primer campo de apostolado y de compromiso de los casados es su propia familia. Y esto precisamente como una grave exigencia derivada de la fe.

Partes de libro

El libro tiene tres partes bien diferenciadas. En la primera se trata de los deberes de los padres para consigo y para con sus hijos.

En la segunda se proponen unas consideraciones sobre la educación cristiana de los hijos. Al llegar al compendio de la doctrina cristiana y a las oraciones básicas del cristiano, Manyanet lo expone de una manera muy práctica en doble columna, en catalán y castellano. Y lo introduce con esta observación:

"A fin de que los padres sepan a qué atenerse en este importante asunto y tengan más a mano aquellas cosas que deben principalmente enseñar a sus hijos en materia de doctrina cristiana (quedando la otra mayor y extensa explicación al buen celo e ilustración de los párrocos y maestros), daremos aquí un breve resumen de ella, y la pondremos en catalán y castellano para la más fácil inteligencia de los que hablan uno y otro idioma".

Por último, en la tercera parte incluye las principales "prácticas de cristiana conducta y otras oraciones y devociones piadosas", sin olvidar un apéndice con los principales cánticos piadosos más populares en su tiempo.

Su sentido pedagógico y pastoral se transparenta en cada página de esta obra, que él concibió como un verdadero libro-guía para los matrimonios cristianos, como un devocionario y un vademécum de la familia cristiana.

El padre Manyanet, mirando el ejemplo de la Sagrada Familia, pretende fundamentar la sociedad sobre el matrimonio y asegurar el fututo de la familia sobre la educación de los esposos, de los padres y de los hijos. Su punto de partida es claro —y también actual—: la dignidad del matrimonio. He aquí lo que dice sobre la dignidad del estado de casados, que considera una verdadera vocación:

"Todos los estados son buenos, y en cualquiera de ellos puede uno santificarse, con tal de que al mismo sea llamado por Dios y cumpla en él sus deberes con fidelidad (P 1, cap. 1).

Y sobre los padres, como primeros educadores de sus hijos, dice:

" La misma naturaleza indica ya que los primeros y principales educadores de la tierna juventud deben ser los propios padres, pues se ve que los hijos los imitan hasta en las mismas imperfecciones. De donde se deduce el exquisito cuidado y continuada solicitud que deben emplear los padres en la buena y cristiana crianza de los hijos" (P 2, cap. 1).

Y, para terminar, veamos qué dice sobre los padres de familia llamados a formar y presidir la familia, como iglesia doméstica:

"La paternidad es como un sacerdocio; y así como es propio del sacerdote exhortar, predicar y rogar, del mismo modo los padres de familia dentro de su casa deben ser celosos vigilantes y constantes pero prudentes predicadores. En efecto, además de ofrecerla y encomendarla de veras a Dios y con frecuencia pedir vengan sobre ella las celestiales bendiciones, deben reuniar la familia en lugar conveniente y las más veces posibles, y allí enseñarles la doctrina cristiana, inculcarles la sana moral y la práctica de las sólidas virtudes. [...] Todo esto es medio poderosísimo, mayormente si es acompañado del buen ejemplo" (P. 2, cap.2).

Fuente: José Manyanet. Profeta de la Familia. J.M. Blanquet - J. Piquer.

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