En octubre de 1850, José Manyanet comienza en Lérida los estudios de filosofía. Manyanet era de Tremp, villa de la diócesis de Urgel, pero el seminario de Urgel estaba cerrado y don Valentín (párroco de Tremp) dirigió su protegido a Lérida.
José llegó a Lérida con dos cartas de recomendación: una del sacerdote Valentín Lledós y otra del escolapio Eugenio Torrente, quien había sido profesor del José Manyanet en Barbastro.
La carta del padre Torrente se ha perdido, pero la de don Valentín está dirigida al doctor Ignacio María de Sullà (1803-1854), miembro de una familia de abolengo en Tremp, sacerdote y abogado, vicario general de la diócesis de Lérida. La carta de don Valentín, fechada el 30 de septiembre de 1850, informa al doctor Sullá sobre "el muchacho de quien había hecho a usted mención alguna vez, por quien tanto me intereso por su buena índole y por el buen comportamiento que ha tenido sirviendo de fámulo con los padres escolapios de Barbastro, como podrá usted ver por la carta que le incluyo del padre Eugenio".
La propuesta de don Valentín al doctor Sullà era que acogiese a José en su casa y a su servicio: "Tanto para el cuidado de su propia persona como para hacer algunas agencias, sería el más a propósito en todos los conceptos, por cuanto ya sabe qué es comer el pan del dolor y está al corriente de todo".
José se presentó al rector del seminario de Lérida pero no pudo alojarse en los locales de seminario, como era su deseo, por no ser oriundo de la diócesis, y tuvo que matricularse como alumno externo. De momento se hospedó en la casa de la prima de don Valentín.
Esta situación provisional no satisfacía a José, que ni podía dedicarse plenamente al estudio y a la vida de piedad ni le resolvía su cuestión económica para continuar sin agobio los estudios. Durante el primer curso de filosofía se enteró de que quedaba vacante en el seminario una plaza de fámulo y se apresuró a comunicárselo por escrito a don Valentín, con el deseo de conseguirla con su recomendación.
Preceptor de la familia Morlius-Borràs
Su situación mejoró en el segundo curso aunque no pudo conseguir la plaza de fámulo. Gracias a la intervención del doctor Sullà y de don Valentín, comenzó a dar lecciones particulares a cambio de estancia y manutención, lo cual era una salida corriente para estudiantes y jóvenes eclesiásticos sin recursos. De este modo, se hizo muy amigo de la familia Morlius Borràs.
José se encargó de la instrucción de Serapio Morlius Borràs. José solo tenía tres años más que Serapio pero "bastaba una indicación de José para determinarle a obrar, siendo más eficaz el aviso de Manyanet que el de su propio padre que era bastante exigente", según declaración del padre Francisco Mascaró (1873-1939) en el proceso de beatificación.
Con los hijos de la familia Morlius Borràs, Manyanet iniciará su vocación de educador con un estilo marcadamente familiar. Años más tarde, cuando escriba su libro Preciosa Joya de Familia, Manyanet dedicará un capítulo a los "ayos y pedagogos", en el que recoge su propio experiencia de este tiempo.
Fuente: José Manyanet, Profeta de la Familia. J.M. Blanquet - J. Piquer
José llegó a Lérida con dos cartas de recomendación: una del sacerdote Valentín Lledós y otra del escolapio Eugenio Torrente, quien había sido profesor del José Manyanet en Barbastro.
La carta del padre Torrente se ha perdido, pero la de don Valentín está dirigida al doctor Ignacio María de Sullà (1803-1854), miembro de una familia de abolengo en Tremp, sacerdote y abogado, vicario general de la diócesis de Lérida. La carta de don Valentín, fechada el 30 de septiembre de 1850, informa al doctor Sullá sobre "el muchacho de quien había hecho a usted mención alguna vez, por quien tanto me intereso por su buena índole y por el buen comportamiento que ha tenido sirviendo de fámulo con los padres escolapios de Barbastro, como podrá usted ver por la carta que le incluyo del padre Eugenio".
La propuesta de don Valentín al doctor Sullà era que acogiese a José en su casa y a su servicio: "Tanto para el cuidado de su propia persona como para hacer algunas agencias, sería el más a propósito en todos los conceptos, por cuanto ya sabe qué es comer el pan del dolor y está al corriente de todo".
José se presentó al rector del seminario de Lérida pero no pudo alojarse en los locales de seminario, como era su deseo, por no ser oriundo de la diócesis, y tuvo que matricularse como alumno externo. De momento se hospedó en la casa de la prima de don Valentín.
Esta situación provisional no satisfacía a José, que ni podía dedicarse plenamente al estudio y a la vida de piedad ni le resolvía su cuestión económica para continuar sin agobio los estudios. Durante el primer curso de filosofía se enteró de que quedaba vacante en el seminario una plaza de fámulo y se apresuró a comunicárselo por escrito a don Valentín, con el deseo de conseguirla con su recomendación.
Preceptor de la familia Morlius-Borràs
Su situación mejoró en el segundo curso aunque no pudo conseguir la plaza de fámulo. Gracias a la intervención del doctor Sullà y de don Valentín, comenzó a dar lecciones particulares a cambio de estancia y manutención, lo cual era una salida corriente para estudiantes y jóvenes eclesiásticos sin recursos. De este modo, se hizo muy amigo de la familia Morlius Borràs.
José se encargó de la instrucción de Serapio Morlius Borràs. José solo tenía tres años más que Serapio pero "bastaba una indicación de José para determinarle a obrar, siendo más eficaz el aviso de Manyanet que el de su propio padre que era bastante exigente", según declaración del padre Francisco Mascaró (1873-1939) en el proceso de beatificación.
Con los hijos de la familia Morlius Borràs, Manyanet iniciará su vocación de educador con un estilo marcadamente familiar. Años más tarde, cuando escriba su libro Preciosa Joya de Familia, Manyanet dedicará un capítulo a los "ayos y pedagogos", en el que recoge su propio experiencia de este tiempo.
Fuente: José Manyanet, Profeta de la Familia. J.M. Blanquet - J. Piquer
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