El 30 de septiembre del 1850, el sacerdote Valentín Lledós escribía a su amigo y vicario general de Lérida, Ignacio María de Sullá, sobre José Manyanet, el cual tenía entonces tenía 17 años:
"El dador de la presente, José Manyanet,
es el muchacho de quien había hecho a Usted mención alguna vez (...)
Soy del parecer que en el caso que Usted necesitase algún criado
tanto para el cuidado de su propia persona,
como para hacer algunas agencias,
sería el mas a propósito en todos los conceptos,
por cuanto ya sabe que es comer el pan de dolor,
y esta al corriente de todo".
Estamos en cuaresma y uno siente su carácter débil al abstenerse de alimentos y bebidas que le alegran el día. Tal vez por eso, la frase de Valentín Lledós trae más miga ("por cuanto ya sabe que es comer el pan de dolor") durante la cuaresma.
Abstenerse de comer carne, dulces, marisco..., y de beber gaseosas y alcohol, mejora nuestra salud casi siempre. Aprender a digerir el "pan de dolor" mejora nuestro humor y espiritualidad siempre. El caso es que tenemos la posibilidad de escoger lo que queremos y no queremos comer, pero en nuestro sano juicio no escogemos comer del "pan de dolor", nos viene dado.
Hablando de dolor, he conocido tres tipos de personas:
a) los que van de victima y de amargado
b) los cínicos y sarcásticos
c) los que han aprendido a comer el pan de dolor
José Manyanet tenia 17 años y, según su mentor, ya había aprendido a comer del pan de dolor. Estoy convencido de que cuanto antes aprendemos a comer del pan de dolor antes sabremos la persona que estamos llamados a ser. Y José Manyanet no fue una excepción.
Muchos padres quieren aliviar a sus hijos de todo tipo de sufrimiento. La palabra "trauma" y el "crecer traumatizado" nos horroriza. Sin embargo, he conocido varias personas que están traumatizadas porque no aprendieron a comer del pan de dolor a su debido momento. Porque de eso se trata: no de espantar el dolor o el sufrimiento cuando este debe producirse, sino de aprender a sostenerlo tanto como sea necesario... Esto no es algo que una persona aprende por sí misma. Uno aprende a sostener el sufrimiento y el dolor a través del testimonio de otros.
Formadores y Padres, tal vez esto debería entrar en los planes de educación y formación. José Manyanet aprendió de niño, de joven y de adulto a comer del pan de dolor, y este aprendizaje no le separó de Dios ni del prójimo, al revés, aumento su energía y compasión.
"El dador de la presente, José Manyanet,
es el muchacho de quien había hecho a Usted mención alguna vez (...)
Soy del parecer que en el caso que Usted necesitase algún criado
tanto para el cuidado de su propia persona,
como para hacer algunas agencias,
sería el mas a propósito en todos los conceptos,
por cuanto ya sabe que es comer el pan de dolor,
y esta al corriente de todo".
Estamos en cuaresma y uno siente su carácter débil al abstenerse de alimentos y bebidas que le alegran el día. Tal vez por eso, la frase de Valentín Lledós trae más miga ("por cuanto ya sabe que es comer el pan de dolor") durante la cuaresma.
Abstenerse de comer carne, dulces, marisco..., y de beber gaseosas y alcohol, mejora nuestra salud casi siempre. Aprender a digerir el "pan de dolor" mejora nuestro humor y espiritualidad siempre. El caso es que tenemos la posibilidad de escoger lo que queremos y no queremos comer, pero en nuestro sano juicio no escogemos comer del "pan de dolor", nos viene dado.
Hablando de dolor, he conocido tres tipos de personas:
a) los que van de victima y de amargado
b) los cínicos y sarcásticos
c) los que han aprendido a comer el pan de dolor
José Manyanet tenia 17 años y, según su mentor, ya había aprendido a comer del pan de dolor. Estoy convencido de que cuanto antes aprendemos a comer del pan de dolor antes sabremos la persona que estamos llamados a ser. Y José Manyanet no fue una excepción.
Muchos padres quieren aliviar a sus hijos de todo tipo de sufrimiento. La palabra "trauma" y el "crecer traumatizado" nos horroriza. Sin embargo, he conocido varias personas que están traumatizadas porque no aprendieron a comer del pan de dolor a su debido momento. Porque de eso se trata: no de espantar el dolor o el sufrimiento cuando este debe producirse, sino de aprender a sostenerlo tanto como sea necesario... Esto no es algo que una persona aprende por sí misma. Uno aprende a sostener el sufrimiento y el dolor a través del testimonio de otros.
Formadores y Padres, tal vez esto debería entrar en los planes de educación y formación. José Manyanet aprendió de niño, de joven y de adulto a comer del pan de dolor, y este aprendizaje no le separó de Dios ni del prójimo, al revés, aumento su energía y compasión.
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