Josep Manyanet fue un escritor infatigable. De él se conservan más de mil cartas. Escribió las Constituciones para los dos institutos de los Hijos de la Sagrada Familia y de las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret.
Para ayudar a sus religiosos y religiosas a ser y a actuar según su vocación escribió una colección de meditaciones titulada El Espiritu de la Sagrada Familia; escribió el Método práctico y seguro para la dirección de los colegios y las escuelas.
También escribió sobre la Sagrada Familia: La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia.
Muchos de sus escritos están dedicados a la familia y aunque reflejan el estilo y la mentalidad de su tiempo, contienen intuiciones que anticipan las urgencias y las necesidades pastorales que han madurado en nuestro tiempo y que esperan todavía ser afrontadas.
José Manyanet usa su capacidad de escritor sin permitirse vuelos literarios o poéticos, sino como un instrumento para realizar su misión de propagar la devoción a la Sagrada Familia, para apoyar, orientar y ayudar a las familias y para educar cristianamente a los niños y jóvenes.
Muy realista él va directamente al núcleo de las cuestiones, sitúa al lector delante de las verdaderas dificultades y, sin demasiados giros de palabras, llega a la raíz de cualquier mal: el rechazo de Dios y de su presencia en la vida de los hombres.
Para ayudar a sus religiosos y religiosas a ser y a actuar según su vocación escribió una colección de meditaciones titulada El Espiritu de la Sagrada Familia; escribió el Método práctico y seguro para la dirección de los colegios y las escuelas.
También escribió sobre la Sagrada Familia: La Escuela de Nazaret y Casa de la Sagrada Familia.
Muchos de sus escritos están dedicados a la familia y aunque reflejan el estilo y la mentalidad de su tiempo, contienen intuiciones que anticipan las urgencias y las necesidades pastorales que han madurado en nuestro tiempo y que esperan todavía ser afrontadas.
José Manyanet usa su capacidad de escritor sin permitirse vuelos literarios o poéticos, sino como un instrumento para realizar su misión de propagar la devoción a la Sagrada Familia, para apoyar, orientar y ayudar a las familias y para educar cristianamente a los niños y jóvenes.
Muy realista él va directamente al núcleo de las cuestiones, sitúa al lector delante de las verdaderas dificultades y, sin demasiados giros de palabras, llega a la raíz de cualquier mal: el rechazo de Dios y de su presencia en la vida de los hombres.
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