martes, 20 de octubre de 2015

EL ORIGEN DEL TEMPLO DE LA SAGRADA FAMILIA, por José María Blanquet, S.F.


Las cosas, como las personas, no suelen tener multiples origenes... Y el templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona, tampoco. Tiene históricamente su origen, que se puede explicar de muchas maneras, en poesía o en prosa, con música o sin ella, a color o en blanco y negro, con documentos o sin ellos si no se tienen, o si se tienen, ignorándolos o queriendo hacerlos desaparecer.

Me ha sugerido estas lineas la noticia aparecida en este semanario (13 de septiembre de 2015, pag. 14), bajo el título Los origenes de la Sagrada Familia, de la publicación de un nuevo libro sobre el P. José María Rodríguez Bori, mercedario, según parece, para suplir las «negligencias» o «intenciones torcidas» del día de la dedicación de la basílica, el 7 de noviembre de 2010, por el papa emerito Benedicto XVI, que en su  homilía no mencionó ni al Sr. José María Bocabella ni al sacerdote.

Es verdad que no se los citó nominalmente, como tampoco a otros, pero seguramente estaban incluidos en la que el Papa llama Asociación de Amigos de San José y en los «patrocinadores de este templo».

Hablando de olvidos, el P. Joaquín Millán Rubio, mercedario también, autor del artículo y del libro, que, a juzgar por el titulo del artículo, conoce el libro El origen de la Sagrada Familia. José Manyanet, el inspirador (Barcelona, Claret, 2014), creo que ha tenido un importante olvido («intención torcida?») al no citar ninguna de las multiples palabras del P. Rodríguez Bori, confirmadas con objetos materiales y contextualizadas históricamente, que dirigió a una cuarta persona, san José Manyanet, a quien atribuye y reconoce sin complejos la inspiración del templo de Barcelona y la dedicación del mismo a la Sagrada Familia. Trataré de recordar algunas de estas palabras, sirviéndome de las transcripciones y notas que el beato Ramón Oromí, s.f. dejó escritas antes de morir durante la persecución religiosa de 1936.

1. En julio de 1869, desde Roma, el P. Rodríguez enviaba al Padre Manyanet un bonito cuadro de la Sagrada Familia con esta carta: «Le envío esta bella estampa de la Sagrada Familia que me regaló S. S. Padre Pío IX. Es de una buena estampería romana. Es signo de que bendice su estupenda idea de que el templo que proyectáis en Barcelona sea bajo la advocación de la Sagrada Familia en lugar de únicamente de san José. El Papa lo considera adecuado, pues aunque dicho por mí no por la forma oficial, sino informalmente, atendió y bendijo la idea. Es la Sagrada Familia el lugar de santificación natural y de patriarcado perfecto de san José, su lugar de proyección a la Iglesia Universal..., así que adelante..., es usted, P. José [Manyanet] clarividente en su idea. Convenza a Bocabella [...].»

Tres meses más tarde, a raíz del nombramiento del P. Rodríguez coma vicario general de la Orden Mercedaria, el Padre Manyanet le felicitaba y le hacía llegar un cuadro de la lnmaculada con una carta. Termina pidiéndole: «Querido P. Rodríguez: [...] Continúe rezando por nuestro proyectado templo. Parece que el Sr. obispo de Urgell aprueba el proyecto. Que san José, su patrón, el de Bocabella y mio lo bendiga...»

2. Con fecha 12 de octubre de ese mismo año 1869 el Padre Manyanet le envió una mesa de escritorio que había hecho él mismo. La respuesta del P. Rodríguez desde Roma no se hizo esperar: «Mi querido Padre Manyanet: No puedo agradecer suficientemente en esta sencilla nota tantas atenciones vuestras. Esta mesa es tan bella que no tiene similar ni nuestro padre general (...). Agradeced a nuestro común amigo Bocabella haber sufragado el envío hasta aquí desde nuestra amada España. Continuad animándole en el nuevo patronazgo de la Sagrada Familia que tan genialmente os inspiró la Divina Providencia» (1/XI/1869).

3. En febrero de 1874, cuando ya estaba preparado el anuncio que El Propagador haría del nuevo templo dedicado a la Sagrada Familia, el Rdo. P. José M. Rodríguez, Mercedario, envió desde Roma al Rvdo. P. José Manyanet., s.f. y al Sr. José M. Bocabella dos imágenes idénticas de bronce animando, bendiciendo y encomendando la idea de ambos, de erigir en Barcelona un templo en honor de la Sagrada Familia. Es una imagen de la Sagrada Familia en su huida a Egipto, muy expresiva y artística.

4. El 13 de diciembre de 1878, el P. Rodríguez, viendo como un designio de la Providencia la intervención del Padre Manyanet en el templo, «como la de aquel que viene a dar el verdadero sentido a una obra y misión que acepto desde este mismo momentao coma mía: ayudaros a Vos y a Bocabella en la erección de este templo expiatorio en ofrenda a las tres Personas Sagradas de Nazareth (...).Tenéis, Padre Manyanet, en este religioso mercedario un firme admirador de vuestra perfecta inspiración que perfecciona y completa de forma admirable la paternal y patriarcal de San José, que traba sobrenaturalmente a la de Maria Santisima y su divino Hijo Nuestro Señor».

5. La admiración y aprecio que el padre José María Rodríguez demostró hacia el padre Manyanet no fue solamente un gesto de trámite, sino una auténtica expresión de su sentimiento, que confirmó antes de morir. A primeros de enero de 1879, reconociendo la paternidad del Padre Manyanet sobre el templo, le legó su cáliz personal «para su [del Padre Manyanet] templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona».

6. Por esta profunda compenetración, el P. Rodríguez, ya próximo a morir, quiso legar al Padre Manyanet otros bienes personales, entre ellos la mesa que le había regalado en 1869 y, especialmente, un libro de los Oficios de la Semana Santa que tenía una rica historia, acompañándolo de una carta muy especial, casi un testamento y una confesión, escrita el 6 de enero de 1879, cinco días antes de morir:

«Querido Padre Manyanet: En las horas postreras de mi vida  no quiero dejar de despedirme de Vos con pocas y sentidas letras con las que expresaros mi gratitud por tanta delicadeza y caridad espiritual que habéis tenido conmigo al tenerme siempre informado de todo lo referente al templo expiatorio de Barcelona, que Dios mediante, será una realidad, pues Vos, según Bocabella, sois inquebrantable al desaliento por ser un gran hombre de Dios.

»Cuando alguno ha pretendido considerarme como raíz de la idea de ese templo, Vos siempre guardasteis silencio, un silencio sereno fruto de la confianza de un alma que vive de Dios y para Dios, en la confianza hogareña de su Sagrada Familia. Perdonad si en algun momento me complací en un reconocimiento que en nada era propio, perdonad si mi trabajo en El Propagador fue motivo para que algunos me usasen de bandera para salvar vuestra inspiración, fruto de la Divina Providencia que en lo referente a este templo solo a Vos escogió.

»Vuestro afmo. en Jesús y María, redentora de cautivos, señora de Barcelona y madre de la Sagrada Familia. Fr. José María Rodríguez Bori, vicario general de la Orden Mercedaria. Roma.»

7. Es cierto que el P. Rodríguez se había involucrado en el proyecto del templo y, como primer paso, en la compra del terreno, para la cual arbitró varios medios para recoger donativos. Pero no fue solo él, que estaba lejos, quien sostuvo realmente al Sr. Bocabella en este primer paso. El P. Rodríguez sabía que era el Padre Manyanet el colaborador más cercano y por eso, le envió a este un mapa de España «para facilitar de vuestra reverencia la tarea de identificar las localidades que os hacen llegar los donativos para la magna obra que la Divina Providencia os inspiró, el templo expiatorio de Barcelona, a las tres Sagradas Personas de Nazareth».

El P. Rodríguez falleció en Roma el 11 de enero de 1879. No pudo hacer ninguna aportación al templo propiamente dicho, sí en cambio es importante su contribución a la espiritualidad josefina y nazarena a través de las páginas de El Propagador que, no obstante, como él mismo reconoce y confiesa, dieron pie a la falsa atribución de la idea del templo.

Artículo publicado en Catalunya Cristiana, 4 de octubre del 2015.

jueves, 15 de octubre de 2015

El Espíritu de la Sagrada Familia: Motivo de la obra y composición

En el libro de las Meditaciones o Espíritu de la Sagrada Familia que el P. José Manyanet escribió para los religiosos, presenta a la Sagrada Familia, Jesús, María y José, como modelo de la comunidad religiosa. El manuscrito no tiene fecha pero por el contenido del texto y el epistolario podemos afirmar que lo escribió entre 1887 (cita el Decretum Laudis del 30 de abril de 1887) y 1895 (por el fragmento de una carta del mes de febrero de 1896, en la que el P. Manyanet pide a la madre Encarnación Colomina la opinión sobre esta obra).

Motivo de la obra

El P. Manyanet había descrito en las Reglas y Constituciones las exigencias básicas de la vida de los religiosos, pero, siguiendo las normas canónicas de la época, se apoyaban más en lo jurídico que en los espiritual. Después de la primera aprobación pontificia, asegurada la estructura jurídica del Instituto, sintió la necesidad de desarrollar más la fisonomía religiosa y carismática de sus religiosos.

El Espíritu de la Sagrada Familia, podría explicarse como El Espíritu del Instituto de la Sagrada Familia. Y lo hace en forma de meditaciones para sugerir una constante reflexión y estudio del ser y obrar de los religiosos de la Sagrada Familia. Algo así como san Ignacio de Loyola, que trasvasó gran parte de la espiritualidad de la Compañía de Jesús en el libro de los Ejercicios Espirituales.

En las meditaciones del Espíritu de la Sagrada Familia se encuentran los rasgos fundamentales de la consagración a Dios y de la misión apostólica de las comunidades religiosas por él fundadas. Se trata, pues, de una obra básica del padre Manyanet. En sus páginas aparecen:

  • la forma de santidad de los hijos de la Sagrada Familia (filiación nazarena).
  • la misión de los institutos manyanetianos: propagación del culto, imitación y honor de la Sagrada Familia y la promoción de la comunidad conyugal y familiar.
  • el medio privilegiado: la educación e instrucción católica de la niñez y la juventud.

Seguramente estos temas habían sido materia frecuente de predicación durante los ejercicios espirituales, jornadas de retiro, en ocasión de vesticiones o profesiones, que daba a las comunidades masculinas y femeninas.

Junto con los aspectos carismáticos del Instituto, el padre Manyanet trata con asiduidad el tema de las Reglas. "Ellas (que son un compendio del Evangelio) te indican el camino que debes pisar y los escollos que has de precaver; te instruyen en tus deberes y te señalan el modo de cumplirlos: son claras, breves y fáciles de observar".

Composición

El Espíritu de la Sagrada Familia lleva como subtítulo Manojito de meditaciones espirituales para religiosos de ambos sexos, dedicado principalmente a las modernas congregaciones consagradas a la enseñanza.

Consta de 59 meditaciones con tres puntos de reflexión cada una, dos preludios, los afectos y resoluciones y el fruto de la meditación.

La obra está dividida en tres partes:
  1. La primera trata de la vocación al estado religioso y obligaciones que este mismo estado impone: 24 meditaciones.
  2. La segunda trata de la dignidad, virtudes y obligaciones de los religiosos dedicados a la enseñanza: 17 meditaciones.
  3. La tercera trata de otras obligaciones y virtudes propias del estado religioso: 18 meditaciones.
Antes de la primera parte, expone "los actos de preparación y acción de gracias de la meditación" según el genuino espíritu ignaciano. Dedica el libro a "Jesús, María y José".

FUENTE:
Obras Selectas